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Módulo 2

5. Microbioma intestinal y salud mental

En esta lección, nos centraremos en cómo el microbioma intestinal afecta a los neurotransmisores y la salud mental.
Discutiremos cuatro neurotransmisores clave:

✔ Serotonina que regula el estado de ánimo y el sueño.
✔ Dopamina, responsable de la motivación y el placer.
✔ GABA, que tiene un efecto calmante y ayuda a controlar el estrés.
✔ Glutamato, que influye en la memoria y la concentración.

Además, examinaremos cuatro trastornos de salud mental en los que el papel del microbioma es especialmente destacable: la esquizofrenia, la depresión, los trastornos de ansiedad y el autismo.

¿Sabías que tu intestino y tu cerebro están conectados y se comunican constantemente entre sí?

Esta conexión se denomina eje intestino-cerebro y funciona de diversas maneras: a través de los nervios, el sistema inmunitario y las sustancias químicas producidas por las bacterias intestinales. Uno de los componentes más importantes de este eje es el nervio vago, que funciona como una «autopista de la información», transmitiendo señales entre el intestino y el cerebro.

El intestino y el cerebro también influyen en el sistema inmunitario. Las bacterias intestinales ayudan a regular la función inmunitaria, lo que a su vez puede afectar la actividad cerebral. Además, ciertos compuestos químicos, como los ácidos grasos de cadena corta (AGCC) y los neurotransmisores, son producidos por los microbios intestinales y tienen un impacto directo en el estado de ánimo y las funciones cognitivas (Mhanna et al., 2024).

ACTIVIDAD INTERACTIVA 19

¿Cómo afectan los desequilibrios del microbioma intestinal a la salud mental?


Las investigaciones demuestran que las alteraciones en la composición del microbioma intestinal pueden contribuir al desarrollo de diversos trastornos mentales, como la depresión, la ansiedad, el autismo y la esquizofrenia. Estudios en animales han demostrado que los cambios en el microbioma intestinal pueden influir en el comportamiento y las emociones. Los científicos están explorando si mejorar la composición del microbioma podría ayudar a tratar estas afecciones (Mhanna et al., 2024).

Cada vez hay más evidencia de que un intestino sano favorece la salud mental. Se están probióticos, prebióticos, trasplante de microbioma fecal (TMF) e intervenciones dietéticas adecuadas para mejorar la función cerebral. Por ejemplo, estudios de Kang et al. revelaron que los niños con autismo que recibieron terapia probiótica mostraron mejoras tanto en la función intestinal como en el comportamiento, y estos efectos persistieron incluso dos años después de finalizar el tratamiento (Mhanna et al., 2024).

¿Qué es la disbiosis intestinal?

En un cuerpo sano, el microbioma intestinal se encuentra en equilibrio, un estado conocido como eubiosis. En esta condición, las bacterias favorecen la digestión, protegen contra infecciones y ayudan a regular la función inmunitaria. Sin embargo, cuando este equilibrio se altera, se produce una afección llamada disbiosis, es decir, una composición anormal del microbioma intestinal. Esto puede provocar diversos problemas de salud, entre ellos:

  • Aumento de la permeabilidad intestinal (comúnmente conocido como “intestino permeable”),
  • Inflamación crónica,
  • Daño a la barrera hematoencefálica, que permite que sustancias nocivas lleguen al cerebro (Mhanna et al., 2024).

Los investigadores han descubierto que la disbiosis intestinal puede estar relacionada con numerosas enfermedades, como la diabetes, la obesidad, el asma y trastornos de los sistemas digestivo, cardiovascular y nervioso. Además, cada vez hay más evidencia que demuestra que las personas que sufren depresión, autismo, ansiedad o esquizofrenia también suelen experimentar problemas gastrointestinales. Sin embargo, aún no está claro cómo los cambios en el microbioma contribuyen al desarrollo de estas afecciones (Mhanna et al., 2024).

El microbioma intestinal sigue siendo un campo fascinante y muy estudiado que podría ayudarnos a comprender cómo apoyar la salud mental mediante el cuidado intestinal. Los científicos enfatizan cada vez más que la salud intestinal desempeña un papel clave en la función cerebral, la regulación del estado de ánimo y el rendimiento cognitivo (Puri et al., 2023).

5.1. ¿Cómo se comunican el intestino y el cerebro?

El intestino y el cerebro se comunican a través de varios mecanismos principales:

Nervio vago: es la vía principal que conecta el intestino con el cerebro. Transmite señales sobre el estado del sistema digestivo e influye en el estado de ánimo y las respuestas emocionales. Estudios han demostrado que estimular el nervio vago puede reducir los síntomas de depresión y ansiedad (Puri et al., 2023). Las células neurópodas, un tipo de célula enteroendocrina especializada, desempeñan un papel clave en la rápida transmisión de señales al cerebro mediante glutamato. Esto permite que el cuerpo responda casi instantáneamente a los estímulos intestinales (Chen et al., 2021).

Sistema hormonal: el microbioma intestinal influye en la producción de hormonas como el cortisol (la hormona del estrés), así como la grelina y la leptina, que regulan el hambre y la saciedad (Puri et al., 2023). Ciertas bacterias intestinales también afectan los niveles de serotonina al regular la vía metabólica del triptófano. El consumo de ciertas cepas bacterianas puede aumentar la producción de serotonina al activar la enzima triptófano hidroxilasa 1 (TPH1) en las células enterocromafines (Chen et al., 2021).

Sistema inmunitario: las bacterias intestinales modulan las respuestas inflamatorias del organismo, lo que puede influir en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas y trastornos del estado de ánimo (Puri et al., 2023). El microbioma intestinal puede activar el sistema inmunitario a través de lipopolisacáridos (LPS), lo que provoca una mayor permeabilidad de la barrera hematoencefálica y un aumento de la inflamación en el sistema nervioso central (Chen et al., 2021).

  1. Producción de neurotransmisores: las bacterias intestinales producen sustancias químicas esenciales para la función cerebral, como:
  1. Serotonina, conocida como la «hormona de la felicidad», se produce aproximadamente el 90 % en el intestino (Puri et al., 2023). Su síntesis puede ser estimulada por especies de Clostridia mediante la liberación de metabolitos específicos (Chen et al., 2021).
  1. Dopamina: responsable de la motivación y la sensación de recompensa (Puri et al., 2023). Las bacterias Staphylococcus pueden convertir el precursor L-DOPA en dopamina mediante la enzima descarboxilasa de aminoácidos aromáticos (Chen et al., 2021).
  1. GABA: influye en los niveles de estrés y la relajación (Puri et al., 2023). Su producción en el intestino es apoyada por bacterias como Bifidobacterium, Parabacteroides y Eubacterium (Chen et al., 2021).

La comunicación deteriorada entre el intestino y el cerebro puede provocar problemas de concentración, depresión e incluso enfermedades neurodegenerativas (Puri et al., 2023).

ACTIVIDAD INTERACTIVA 20

5.2. El microbioma intestinal y su papel en la función cerebral

El microbioma se refiere a los miles de millones de bacterias que residen en nuestros intestinos. Estos microorganismos desempeñan un papel clave en:

  1. Producción de neurotransmisores: ciertas bacterias (p. ej., Lactobacillus y Bifidobacterium) producen serotonina, mientras que Bacillus produce dopamina. No solo sintetizan neurotransmisores, sino que también regulan su transporte al cerebro. Un ejemplo es la triptamina, producida por Clostridium sporogenes y Ruminococcus gnavus, que estimula la liberación de serotonina en el intestino y afecta indirectamente al sistema nervioso (Chen et al., 2021).
  1. Protección contra la inflamación: las bacterias beneficiosas reducen el estrés oxidativo y ayudan a combatir las enfermedades neurodegenerativas. En particular, los ácidos grasos de cadena corta (AGCC), como el butirato, pueden reducir la neuroinflamación al actuar sobre las células microgliales y fortalecer la barrera hematoencefálica (Chen et al., 2021).
  1. Regulación del estado de ánimo: los desequilibrios del microbioma pueden provocar ansiedad y depresión. Las investigaciones demuestran que el microbioma afecta los niveles de GABA en el cerebro. Bifidobacterium y Lactobacillus sintetizan GABA, que modula la excitabilidad neuronal y tiene un efecto calmante (Chen et al., 2021).
  1. Regulación del estrés: las bacterias intestinales pueden reducir los niveles de cortisol, lo que reduce el riesgo de depresión y trastornos de ansiedad. Ciertas bacterias, como Bacteroides fragilis, desempeñan un papel crucial en el equilibrio de la respuesta del cuerpo al estrés mediante la modulación de los receptores GABAérgicos en el intestino (Chen et al., 2021).

5.3. Alteraciones del microbioma en la esquizofrenia, la depresión y los trastornos de ansiedad

Los estudios muestran que las personas con esquizofrenia, depresión y trastornos de ansiedad tienen una composición de bacterias intestinales diferente en comparación con las personas sanas.
Las alteraciones del microbioma intestinal pueden afectar la función cerebral a través de la producción de neurotransmisores, la inflamación y la integridad de la barrera hematoencefálica. Los investigadores han descubierto que ciertas cepas bacterianas son más prevalentes en personas con estas afecciones, mientras que otras son menos comunes.

La siguiente tabla presenta los cambios más significativos en el microbioma intestinal observados en pacientes con esquizofrenia, depresión y trastornos de ansiedad (Mhanna et al., 2024).

Tabla: Alteraciones del microbioma en trastornos mentales. Basado en Mhanna et al. (2024).

Trastorno Aumentó Disminuyó Impacto en la salud mental
Squizofrenia Enterococcus faecium, Lactobacillus fermentum, Cronobacter sakazakii, Alkaliphilus oremlandii Ruminococcus, Roseburia Reducción de la producción de neurotransmisores (p. ej., GABA, serotonina), aumento de la inflamación, mayor permeabilidad de la barrera hematoencefálica.
Depresión Bacteroides, Alistipes, Oscillibacter Faecalibacterium, Coprococcus, Bifidobacterium Aumento de la producción de citocinas proinflamatorias, disminución de SCFA, niveles más bajos de serotonina.
Desórdenes de ansiedad Escherichia/Shigella, Enterobacteriaceae, Bacteroides Prevotella, Lachnospiraceae, Ruminococcaceae Inflamación elevada, producción reducida de neurotransmisores calmantes (p. ej., GABA), niveles elevados de cortisol.

El microbioma intestinal puede tener un impacto significativo en la función cerebral y el desarrollo de trastornos mentales. En personas con esquizofrenia, depresión y trastornos de ansiedad, se altera el equilibrio entre las bacterias intestinales beneficiosas y perjudiciales. Este desequilibrio puede provocar inflamación, disminución de la producción de neurotransmisores y debilitamiento de la barrera hematoencefálica. Investigaciones futuras podrían contribuir al desarrollo de nuevos tratamientos para mejorar la salud mental mediante la regulación del microbioma intestinal.

Tabla: ¿Qué deben saber los pacientes sobre el microbioma intestinal?

Recuerda decir a tu paciente Por que es importante
Intestino sano = mejor estado de ánimo y menos ansiedad. El microbioma intestinal produce neurotransmisores como la serotonina y el GABA, que afectan el bienestar emocional.
Evite el exceso de alimentos procesados ​​y azúcar. Los alimentos altamente procesados ​​pueden aumentar la inflamación intestinal y afectar negativamente el microbioma.
Incluya probióticos y prebióticos en la dieta. Los probióticos (yogur, kéfir, verduras fermentadas) y los prebióticos (fibra vegetal) ayudan a restaurar y nutrir las bacterias intestinales saludables.
Duerma lo suficiente y con regularidad. La falta de sueño altera el equilibrio del microbioma intestinal y aumenta los niveles de estrés.
Controle el estrés crónico: encuentre formas de relajarse. El estrés debilita el microbioma y aumenta el cortisol, lo que puede empeorar los síntomas de depresión y ansiedad.
Mantente físicamente activa/o. El ejercicio regular favorece un microbioma intestinal saludable y ayuda a regular los niveles de neurotransmisores.

5.4. ¿Cómo afecta la dieta al microbioma y al cerebro?

Nuestra dieta tiene un gran impacto en la salud intestinal y, por lo tanto, en la función cerebral. Una dieta saludable puede mejorar la memoria, la concentración y el estado de ánimo. Lo que comemos influye en las bacterias intestinales y, a su vez, estas bacterias pueden afectar nuestro estado de ánimo y nuestra salud mental.

Bueno para el intestino y el cerebro:
✅ Fibra (verduras, frutas, productos integrales): favorece el crecimiento de bacterias beneficiosas.
✅ Probióticos (yogur, kéfir, alimentos fermentados): aportan bacterias intestinales beneficiosas.
✅ Prebióticos (ajo, cebolla, plátano): nutren las bacterias probióticas y mejoran el microbioma intestinal.
✅ Ácidos grasos omega-3 (pescado, semillas de lino): protegen las neuronas y mejoran la memoria.

Efectos negativos en el intestino y el cerebro (en exceso):
🚫 Azúcares simples y alimentos procesados: alteran el equilibrio del microbioma y pueden promover la inflamación.
🚫 Grasas trans: deterioran la función cognitiva y aumentan el riesgo de depresión.
🚫 Consumo excesivo de alcohol: daña el microbioma intestinal y afecta negativamente la memoria (Puri et al., 2023).

Un microbioma intestinal desequilibrado puede conducir a una mayor producción de citocinas proinflamatorias, que afectan negativamente la función cerebral y aceleran los procesos neurodegenerativos.

¡Intestino sano = cerebro sano!
El eje intestino-cerebro juega un papel clave en la memoria, el estado de ánimo y la concentración, y mantener un microbioma intestinal equilibrado puede ayudar a prevenir enfermedades neurodegenerativas.
¡Una dieta rica en fibra, probióticos y grasas saludables es la mejor manera de apoyar tanto el sistema digestivo como el nervioso!

Referencias
Briguglio, M., Dell’Osso, B., Panzica, G., Malgaroli, A., Banfi, G., Zanaboni Dina, C., Galentino, R., y Porta, M. (2018). Neurotransmisores dietéticos: una revisión narrativa sobre el conocimiento actual. Nutrients, 10(5), 591. https://doi.org/10.3390/nu10050591 Mhanna, A., Martini, N., Hmaydoosh, G., Hamwi, G., Jarjanazi, M., Zaifah, G., Kazzazo, R., Haji Mohamad, A., y Alshehabi, Z. (2024). La correlación entre el microbioma intestinal y los neurotransmisores y los trastornos mentales: una revisión narrativa. Medicine (Baltimore), 103(5), e37114. Puri, S., Shaheen, M. y Grover, B. (2023). Nutrición y salud cognitiva: un enfoque del ciclo de vida. Frontiers in Public Health, 11, 1023907. Organización Mundial de la Salud. (2019). Reducción del riesgo de deterioro cognitivo y demencia: directrices de la OMS. Ginebra: Organización Mundial de la Salud.

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