Moodbites

0 de 17 lecciones completas (0%)

Módulo 3

1. Trastornos psiquiátricos influenciados por la nutrición

El papel de la nutrición en la psiquiatría

Las investigaciones indican una estrecha relación entre la nutrición y la salud mental. Se cree que una dieta adecuada puede desempeñar tanto un papel preventivo (protegiendo contra enfermedades) como de apoyo en el tratamiento de diversos trastornos mentales, como la depresión, la esquizofrenia o los trastornos de ansiedad (Grajek et al., 2022).

Dieta y enfermedades mentales

Las enfermedades mentales son un problema de salud grave que afecta la vida diaria de millones de personas en todo el mundo. Las afecciones más comunes incluyen la depresión, la esquizofrenia, el trastorno bipolar y los trastornos de ansiedad. Su tratamiento se basa principalmente en la farmacoterapia y la psicoterapia; sin embargo, los investigadores destacan cada vez más la importancia de la dieta como complemento terapéutico. La siguiente sección ofrece una visión general de estos trastornos. Si desea explorar descripciones detalladas y los criterios diagnósticos utilizados por los profesionales clínicos, se recomienda consultar la CIE-11 (Clasificación Internacional de Enfermedades) o el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales).

Las enfermedades mentales son trastornos que afectan la forma en que una persona piensa, siente y se comporta. Pueden dificultar el funcionamiento diario, como estudiar, trabajar o mantener relaciones. Quienes las padecen pueden sentirse deprimidos, ansiosos, tener dificultades para concentrarse o dormir, y a veces les cuesta distinguir la realidad de la imaginación. Estos trastornos no son un signo de «debilidad»; son problemas de salud reales que pueden y deben tratarse. Cuanto antes se detecten, mayores serán las posibilidades de recibir apoyo eficaz y mejorar la calidad de vida.

Depresión

La depresión es uno de los trastornos mentales más comunes, caracterizado por un estado de ánimo bajo prolongado, falta de energía y pérdida de interés en las actividades cotidianas. Las personas con depresión también pueden experimentar trastornos del sueño, dificultades de concentración y cambios en el apetito.
Los investigadores estudian cada vez más el impacto de la dieta en los síntomas depresivos, destacando la importancia de los nutrientes que favorecen la función cerebral. Los ácidos grasos omega-3, las vitaminas del complejo B y los antioxidantes son de especial interés, ya que pueden favorecer la función de los neurotransmisores y reducir la inflamación. En algunos estudios, las dietas mediterránea y cetogénica han demostrado efectos beneficiosos para aliviar los síntomas de la depresión, aunque se necesita más investigación en este ámbito. Estos nutrientes y dietas se analizarán con más detalle más adelante en este módulo.

Squizofrenia

La esquizofrenia es un trastorno mental grave que afecta el pensamiento, las emociones y la percepción de la realidad. Sus síntomas incluyen alucinaciones (p. ej., oír voces), delirios, problemas de concentración y dificultades para socializar.

En los últimos años, los investigadores han comenzado a explorar el papel de la dieta en el tratamiento de la esquizofrenia, particularmente en relación con el metabolismo de la glucosa y la función mitocondrial cerebral; es decir, cómo las células cerebrales producen energía. La dieta cetogénica hace que el cuerpo obtenga energía principalmente de la grasa en lugar del azúcar (carbohidratos). Esto resulta en la producción de los llamados cuerpos cetónicos, que reemplazan a la glucosa como combustible para el cerebro. De esta manera, la dieta puede contribuir a la estabilización de la función cerebral y ayudar a reducir ciertos síntomas de la esquizofrenia. Además, seguir una dieta rica en antioxidantes puede ayudar a proteger las células nerviosas del daño. El papel de esta dieta se analizará con más detalle más adelante en este módulo.

Trastorno bipolar (TB) presión

El trastorno bipolar se caracteriza por episodios alternados de depresión y manía (excitación excesiva, hiperactividad y, a menudo, toma de decisiones impulsiva). Esta afección afecta significativamente el funcionamiento diario y requiere tratamiento farmacológico a largo plazo.

Los investigadores han observado que las personas con trastorno bipolar a menudo experimentan alteraciones metabólicas y dificultades para mantener niveles estables de glucosa en sangre. Como resultado, han surgido hipótesis que sugieren que una dieta cetogénica o baja en carbohidratos podría contribuir a la estabilización del estado de ánimo al mejorar la función mitocondrial y regular los niveles de neurotransmisores. Aunque la investigación en esta área aún se encuentra en sus primeras etapas, los hallazgos sugieren que una dieta equilibrada puede ser un complemento útil para la terapia.

Desórdenes de ansiedad

Los trastornos de ansiedad incluyen diversas afecciones, como ansiedad crónica, ataques de pánico y fobias. Quienes los padecen suelen experimentar preocupación persistente, tensión muscular y alteraciones del sueño.
En el contexto de los trastornos de ansiedad, los investigadores se centran cada vez más en el papel de la microbiota intestinal y su influencia en la función cerebral (el eje intestino-cerebro, que se refiere a la conexión entre el intestino y el cerebro, lo que significa que lo que comemos puede afectar cómo nos sentimos). Una dieta rica en probióticos (p. ej., yogur natural) y en nutrientes que favorecen la producción de serotonina (p. ej., alimentos ricos en triptófano) puede tener un efecto beneficioso en la reducción de la ansiedad. Un número creciente de estudios sugiere que una dieta saludable puede favorecer la estabilidad emocional, aunque no debe considerarse un sustituto del tratamiento farmacológico.

ACTIVIDAD INTERACTIVA 22

El impacto de la dieta en la salud mental

Como se mencionó anteriormente, existe una conexión entre la dieta y la salud mental. Por ejemplo, el sobrepeso y una dieta de baja calidad —como alimentos ultraprocesados, ricos en calorías y bajos en nutrientes esenciales— se consideran factores importantes que influyen en el bienestar mental (Grajek et al., 2022).

Fuente: Grajek et al. (2022)

Los hábitos alimentarios modernos contribuyen al aumento de peso, a menudo acompañado de deficiencias nutricionales. A pesar del aumento de la ingesta de kilocalorías, el consumo de micronutrientes y macronutrientes clave, como las vitaminas del complejo B y el magnesio, esenciales para el correcto funcionamiento del sistema nervioso, sigue siendo insuficiente. Además, se ha observado una disminución en el consumo de verduras y cereales ricos en fibra. Estos efectos negativos se ven agravados por factores como el tabaquismo, la baja actividad física y el consumo excesivo de alcohol, que aumentan el riesgo de padecer trastornos mentales, incluida la depresión (Grajek et al., 2022).

El impacto de los componentes bioactivos de los alimentos en la salud mental

Un número creciente de estudios demuestra que ciertos compuestos bioactivos presentes en los alimentos pueden influir en la función cerebral y el bienestar general. Los compuestos bioactivos son sustancias que no son esenciales para la supervivencia, pero tienen efectos beneficiosos para la salud: pueden mejorar el estado de ánimo, reducir el estrés e incluso contribuir al tratamiento de afecciones como la depresión o la esquizofrenia. Actúan de diversas maneras: afectando a los neurotransmisores (sustancias químicas del cerebro que nos ayudan a sentirnos tranquilos y bien), reduciendo la inflamación (un estado que puede afectar la función cerebral y empeorar el estado de ánimo) y favoreciendo la función intestinal, que está conectada con el cerebro. Estos compuestos se encuentran en alimentos naturales como verduras, frutas, frutos secos y pescado (Grajek et al., 2022).

La siguiente tabla presenta ejemplos de compuestos bioactivos que vale la pena considerar al planificar la dieta de una persona con dificultades psicológicas.

Nombre del compuesto bioactivo Mecanismo de acción Fuentes dietéticas
Ácidos grasos omega-3 Mejora la función cerebral, apoya los neurotransmisores y reduce la inflamación. Pescados grasos (salmón, caballa, sardinas), nueces, semillas de lino
Polifenoles Protege las neuronas del daño, mejora el flujo sanguíneo al cerebro y tiene efectos antiinflamatorios. Chocolate negro, bayas, uvas, té verde, cacao.
Triptófano (aminoácido) Precursor de la serotonina (“hormona de la felicidad”), mejora el estado de ánimo y ayuda a dormir. Plátanos, huevos, pavo, leche, nueces, semillas de calabaza.
Magnesio (mineral) Apoya la función del sistema nervioso, reduce el estrés. Frutos secos, semillas de calabaza, productos integrales, cacao, espinacas.
Probióticos Favorecer la salud intestinal, que influye en la función cerebral (eje intestino-cerebro: la conexión entre el intestino y el cerebro) Kéfir, yogur natural, alimentos fermentados.
Vitaminas B (B6, B9, B12) Mejora la función cerebral, apoya la producción de neurotransmisores. Carne, huevos, legumbres, productos integrales, verduras verdes.
Zinc (mineral) Apoya la función del sistema nervioso, tiene efectos antiinflamatorios. Carne de res, nueces, semillas de calabaza, legumbres, ostras.
Antioxidantes (por ejemplo, vitaminas C, E, carotenoides) Proteger las células cerebrales del estrés oxidativo, que puede contribuir a los trastornos mentales. Pimientos, cítricos, zanahorias, frutos secos, aceite de oliva.
S-adenosilmetionina (SAMe) Ayuda a que las células cerebrales funcionen correctamente y favorece el estado de ánimo. Carne, huevos, productos integrales
N-acetilcisteína (NAC) Antiinflamatorio, favorece la regeneración de las células nerviosas. Frutos secos, semillas, carne, huevos.

Fuente: Grajek et al. (2022)

El papel de la dieta en el trabajo con personas con problemas de salud mental es crucial, ya que la nutrición influye directamente en la función cerebral y el bienestar mental general. Numerosos estudios confirman que los malos hábitos alimenticios, en particular el consumo de alimentos ultraprocesados, pueden aumentar el riesgo de depresión, ansiedad y otros trastornos. Por el contrario, una dieta equilibrada y rica en nutrientes esenciales puede tener un efecto protector y apoyar el proceso de tratamiento.

Si bien la farmacoterapia y la psicoterapia siguen siendo la base del tratamiento de la salud mental, cada vez más investigaciones sugieren que una dieta adecuada puede contribuir al progreso terapéutico y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Para trabajar eficazmente con personas que enfrentan problemas de salud mental, es importante comprender cómo la dieta impacta la salud mental y familiarizarse con las estrategias nutricionales específicas que complementan la terapia.

Sin embargo, es fundamental recordar que la dieta nunca debe sustituir el tratamiento farmacológico. Cualquier cambio en la dieta debe realizarse bajo la supervisión de un médico y un dietista para garantizar su seguridad y eficacia.

En los siguientes módulos, exploraremos intervenciones dietéticas detalladas, deficiencias nutricionales comunes y errores alimentarios frecuentes de los pacientes. Le animamos a continuar leyendo para ampliar sus conocimientos y brindar un mejor apoyo a las personas que enfrentan trastornos de salud mental.

ACTIVIDAD INTERACTIVA 23

Para evaluar tus conocimientos sobre este tema, realiza el ejercicio 23 del cuaderno de ejercicios.

Bibliografía
Grajek, M., Krupa-Kotara, K., Białek-Dratwa, A., Sobczyk, K., Grot, M., Kowalski, O., y Staśkiewicz, W. (2022). Nutrición y salud mental: Una revisión del conocimiento actual sobre el impacto de la dieta en la salud mental. Frontiers in Nutrition, 9, 943998. https://doi.org/10.3389/fnut.2022.943998 Bhave, V. M., Oladele, C. R., Ament, Z., Kijpaisalratana, N., Jones, A. C., Couch, C. A., Patki, A., Garcia Guarniz, A. L., Bennett, A., Crowe, M., Irvin, M. R., y Kimberly, W. T. (2024). Asociaciones entre el consumo de alimentos ultraprocesados ​​y resultados adversos para la salud cerebral. Neurología, 102(11), e209432. https://doi.org/10.1212/WNL.0000000000209432 Contreras-Rodriguez, O., Reales-Moreno, M., Fernández-Barrès, S., Cimpean, A., Arnoriaga-Rodríguez, M., Puig, J., Biarnés, C., Motger-Albertí, A., Cano, M., & Fernández-Real, J. M. (2023). El consumo de alimentos ultraprocesados ​​se asocia con depresión, volumen mesocorticolímbico e inflamación. Revista de trastornos afectivos, 335, 340–348. https://doi.org/10.1016/j.jad.2023.05.009

Scroll al inicio