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Módulo 2

4. El eje intestino-cerebro y su papel en la salud mental, incluidos los cambios en el microbioma inducidos por la dieta en los trastornos psiquiátricos

¿Qué son las emociones?

Las emociones son reacciones a corto plazo del cuerpo a diferentes situaciones que nos ayudan a responder al mundo que nos rodea. Suceden automáticamente y a menudo no tenemos control total sobre ellos. Las emociones pueden ser desencadenadas por eventos externos (por ejemplo, hablar con alguien, una situación en la escuela) o experiencias internas (por ejemplo, recuerdos, pensamientos).

Ejemplo de emociones:

Alegría

por ejemplo, cuando recibimos un regalo de alguien cercano a nosotros.

Miedo

por ejemplo, cuando caminamos por una calle oscura y oímos pasos desconocidos.

Tristeza

por ejemplo, cuando suspendemos un examen importante.

Enfado

por ejemplo, cuando alguien nos juzga injustamente.

El papel de las emociones en la vida

  • La emoción es una reacción física que sentimos en el cuerpo, como la alegría, la tristeza o el miedo.
  • El pensamiento es una interpretación de una situación, como por ejemplo: “No podré hacer esto” o “No le gusto”.

Ejemplo:

  • Pensamiento: «Nadie me entiende»
  • ️ Emoción: Tristeza, sentimiento de soledad.
  • ️ Reacción: Pérdida de apetito o antojo de algo dulce para mejorar el estado de ánimo.

La gente a menudo piensa que sus pensamientos son emociones, por ejemplo: “Siento que no puedo manejar esto”. Pero en realidad esto es un pensamiento: la emoción podría ser el miedo al fracaso.

ACTIVIDAD INTERACTIVA 17

Las investigaciones sobre la relación entre el hambre y los estados mentales generalmente se han llevado a cabo en entornos de laboratorio o entre personas con trastornos alimentarios.

Rivaz et al. (2022) realizaron un experimento para examinar cómo el hambre y la alimentación afectan las emociones diarias en más de 700 adultos. Durante una semana, los participantes informaron sus niveles de hambre, ingesta de alimentos y estado de ánimo cuatro veces al día.

Los resultados mostraron que el hambre podría aumentar la sensación de energía y actividad, además de mejorar el estado de alerta. Las personas que tenían hambre reportaron menor lentitud mental. Por otro lado, comer hizo que las personas se sintieran más activas más tarde en el día.

El estudio también encontró que las emociones pueden influir en el hambre: las personas que se sentían enérgicas, animadas o inquietas tendían a experimentar hambre más rápidamente. Por el contrario, aquellos que se sentían distraídos o mentalmente lentos experimentaron una reducción del hambre.

Curiosamente, no se encontró relación entre el hambre y las emociones negativas como la tristeza, la ansiedad o la ira. Esto sugiere que el hambre puede tener un efecto más fuerte en nuestros niveles de energía y actividad que en el estado de ánimo negativo.

4.1. Una breve historia del cerebro emocional: la teoría del sistema límbico

Todo organismo, incluso uno unicelular, debe responder a su entorno para sobrevivir. Por ejemplo, las bacterias se mueven hacia los nutrientes y se alejan de las toxinas. A medida que la evolución progresó, los organismos multicelulares, especialmente aquellos con sistema nervioso, desarrollaron formas más avanzadas de responder a su entorno.

¿Cómo se desarrolló el cerebro?

Los vertebrados (animales con columna vertebral) comparten una estructura cerebral general similar, que consta de tres partes principales:

Cerebro posterior

Responsable de las funciones básicas de la vida, como la respiración.

Mesencéfalo

Participa en el procesamiento de la información sensorial y el control del movimiento.

Prosencéfalo

La parte más desarrollada del cerebro, que contiene estructuras responsables de las emociones, el pensamiento y la memoria.

Las diferencias en la estructura del cerebro entre especies llevaron al desarrollo de la teoría del cerebro trino en el siglo XX. Esta teoría propuso que con la aparición de los mamíferos, el prosencéfalo experimentó una expansión significativa. Se desarrollaron nuevas estructuras, como el neocórtex, que sustenta procesos mentales más avanzados, como el aprendizaje, la planificación y, en los humanos, el lenguaje.

La teoría del sistema límbico de Paul MacLean

A mediados del siglo XX, el neurobiólogo Paul MacLean propuso una teoría que sugiere que el cerebro está compuesto de tres capas evolutivas:

1️. Cerebro reptil: la parte más antigua del cerebro evolutivamente, responsable de las funciones básicas y los comportamientos instintivos.
2️. Cerebro paleomamífero (sistema límbico): responsable de las emociones.
3️. Neocórtex (cerebro de los mamíferos superiores): permite el pensamiento racional y la regulación emocional.

Según MacLean, el sistema límbico, que incluye estructuras como la amígdala y el hipocampo, nos ayuda a sentir y recordar las emociones. Creía que este sistema desempeñaba un papel central en las reacciones emocionales y las vinculaba con los olores y la memoria. MacLean argumentó que a lo largo de la evolución, el neocórtex gradualmente comenzó a tomar más control sobre las emociones, permitiendo a los humanos regular mejor sus sentimientos y tomar decisiones racionales.

¿Era exacta la teoría de MacLean?
Aunque la teoría del sistema límbico se hizo muy popular en las décadas de 1950 y 1970, investigaciones posteriores han demostrado que no es del todo precisa. Estas son las principales razones por las que los científicos modernos se han alejado de este modelo:

Las estructuras similares al sistema límbico no son exclusivas de los mamíferos. MacLean creía que el sistema límbico era exclusivo de los mamíferos, pero las investigaciones han demostrado que las aves y los reptiles también tienen estructuras similares; por ejemplo, equivalentes al hipocampo y la amígdala.

El hipocampo no es el principal responsable de las emociones. MacLean consideraba que el hipocampo era fundamental para el procesamiento emocional. Sin embargo, las investigaciones actuales muestran que su papel principal está en la memoria y la navegación espacial. Su influencia sobre las emociones es mucho menor de lo que se pensaba.

El sistema límbico no funciona como un único sistema unificado.
La teoría de MacLean propuso que el sistema límbico es una unidad coherente responsable de las emociones. En realidad, las emociones no están controladas por una única zona del cerebro, sino por una red de regiones que trabajan juntas, incluida la neocorteza.

El neocórtex está involucrado tanto en el pensamiento como en las emociones.
MacLean sugirió que el neocórtex era el principal responsable del pensamiento racional, mientras que las emociones estaban controladas por regiones cerebrales más antiguas. Sin embargo, las investigaciones actuales muestran que el neocórtex también desempeña un papel en los procesos emocionales: por ejemplo, ayudando a regular e interpretar las respuestas emocionales.

¿Cómo entendemos hoy las emociones en el cerebro?

Hoy en día, los científicos ya no intentan explicar las emociones utilizando un único “sistema emocional”, como propone la teoría del sistema límbico. En cambio, estudian emociones específicas y sus mecanismos subyacentes en el cerebro. Cada emoción involucra diferentes estructuras cerebrales y sus interacciones son mucho más complejas de lo que se pensaba anteriormente.
El sistema límbico jugó un papel importante en el estudio temprano de las emociones, pero no es el único responsable de su generación. Ahora sabemos que las emociones surgen de la cooperación de múltiples áreas del cerebro y su regulación es más compleja de lo que suponía la teoría original.

4.2. Comer emocionalmente vs. hambre física

¿Cómo entendemos hoy las emociones en el cerebro?

No siempre comemos porque tengamos hambre física. A veces recurrimos a la comida por otras razones, como las emociones. El hambre física es la señal natural del cuerpo de que necesita energía, mientras que el hambre emocional está impulsada por nuestros sentimientos y nuestro estado de ánimo.

Las diferencias más importantes se presentan en la siguiente tabla.

Ejemplo:

  • Si realmente tienes hambre podrás comer una comida saludable, como un sándwich o una ensalada.
  • Si es hambre emocional, anhelas algo específico, como chocolate o patatas fritas.
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El hambre física se desarrolla gradualmente, está vinculada a las necesidades reales del cuerpo y desaparece después de comer.

Deliciosa hamburguesa con queso gourmet servida con crujientes papas fritas y salsa para mojar sobre una tabla de madera.

El hambre emocional aparece de repente, crea antojos de alimentos específicos y no está relacionada con una necesidad física.

Teorías de la alimentación emocional: ¿cómo influyen las emociones en lo que comemos?

Los investigadores identifican tres enfoques principales para explicar por qué las personas comen en respuesta a las emociones. Cada uno se centra en un mecanismo diferente (Reichenberger et al., 2020):
1️. Percepción de señales corporales (interocepción)
2. Procesos cognitivos
3️. Aprendizaje basado en experiencias pasadas

1. Teoría psicosomática: confundir las emociones con el hambre
Según esta teoría, algunas personas tienen dificultad para reconocer con precisión las señales de su cuerpo. Esto significa que pueden confundir estados emocionales con hambre física. Por ejemplo, cuando sienten estrés, tristeza o ansiedad, su cuerpo reacciona con tensión, lo que interpretan como hambre, lo que los lleva a comer (Reichenberger et al., 2020).

2. Teoría de la restricción: las reglas rígidas conducen a comer en exceso.
Esta teoría sugiere que las personas que siguen dietas muy estrictas son más propensas a sufrir episodios de alimentación emocional. Cuando alguien se prohíbe comer ciertos alimentos (por ejemplo, “nunca como chocolate”) y luego rompe esa regla, puede pensar: “Ya he fracasado, así que mejor como más”. Esto se conoce como el “efecto ‘qué diablos’” (Reichenberger et al., 2020).

3. Teoría del aprendizaje: la comida como recompensa para el cerebro
Esta teoría explica que comer puede convertirse en una forma de mejorar el estado de ánimo. Si alguien ha aprendido por experiencias pasadas que, por ejemplo, el chocolate le hace sentir mejor, su cerebro empieza a asociar emociones negativas con la comida. Como resultado, cuando en el futuro se sientan tristes o estresados, es posible que automáticamente busquen comida, incluso si no tienen hambre física.

¿Cómo funciona?

  • Cada vez que comemos algo sabroso, el cerebro recibe la señal: «¡esto se siente bien!»
  • Si comemos durante un momento estresante, el sentimiento negativo desaparece temporalmente.
  • El cerebro aprende que la comida ayuda a “vencer” el estrés, por lo que la próxima vez que ocurre una situación similar, nos impulsa a tomar un refrigerio nuevamente (Reichenberger et al., 2020).

¿La alimentación emocional está relacionada con las hormonas?

Algunas teorías también apuntan al papel de las hormonas en la alimentación emocional. El estrés provoca cambios en los niveles de cortisol, insulina y glucosa, lo que puede influir en el apetito. Ciertos nutrientes también pueden afectar las sustancias químicas del cerebro que mejoran el estado de ánimo, lo que ayuda a explicar por qué comer puede brindar un alivio temporal (Reichenberger et al., 2020).

Ejemplo:
El chocolate contiene compuestos que aumentan los niveles de serotonina, la «hormona de la felicidad». Es por eso que muchas personas recurren a él cuando se sienten tristes.

INTERACTIVE ACTIVITY 18

¿Por qué comemos cuando estamos tristes, aburridos o estresados?


Las emociones influyen en la forma en que comemos. La comida a menudo sirve como un mecanismo de afrontamiento de las emociones más que como una respuesta a las necesidades fisiológicas del cuerpo. ¿Cómo afectan las diferentes emociones a nuestro comportamiento alimentario?
✔️ Tristeza: a menudo conduce a antojos de dulces y alimentos ricos en carbohidratos, que mejoran temporalmente el estado de ánimo.
✔️ Aburrimiento: comúnmente desencadena el “comer para tener algo que hacer”, incluso cuando el cuerpo no necesita calorías.
✔️ Alegría: puede llevarnos a comer en entornos sociales y celebraciones, lo que a veces puede resultar en comer en exceso.
✔️ Ira: puede provocar una alimentación impulsiva, con poco control sobre la cantidad consumida.

Desmet y Schifferstein (2008) caracterizaron una gama de emociones que pueden estar asociadas con el consumo de alimentos. Los investigadores identificaron un total de 22 emociones, algunas de las cuales son positivas y otras negativas. En la siguiente tabla se presenta una descripción detallada de estas emociones relacionadas con la comida.

Emociones relacionadas con el consumo de alimentos. Fuente: Desmet y Schifferstein (2008)

Emociones positivas Ejemplo Emociones negativas Ejemplo
Satisfacción Sentirse lleno después de comer. Aburrimiento Relacionado con dietas monótonas o comer por aburrimiento.
Placer Usualmente cuando se consumen dulces Decepción Cuando el sabor de la comida es diferente al esperado.
Deseo A menudo relacionado con la apariencia o el sabor de la comida. Falta de satisfacción Comúnmente relacionado con la comida consumida fuera de casa (por ejemplo, en un restaurante) cuando la calidad es inferior a las expectativas.
Diversión A menudo vinculado al aspecto social de la comida. Disgusto Puede sentirse en relación con alimentos o productos alimenticios específicos (por ejemplo, despojos).
Admiración El sabor favorito aumenta la frecuencia de consumo. Sorpresa desagradable A menudo en el contexto de un sabor inesperadamente malo o de una baja calidad (por ejemplo, comida en mal estado).
Excitación Generalmente asociado con alimentos energizantes (por ejemplo, manzanas) o cafeína. Vergüenza Relacionado con un comportamiento alimentario inadecuado (por ejemplo, comer pasta o langosta de forma incorrecta).
Sorpresa grata Descubriendo un sabor inesperadamente bueno. Desprecio Sentimientos hacia ciertos hábitos alimenticios (por ejemplo, consumir carne o alimentos poco saludables).
Alivio Beber algo refrescante cuando tenemos mucha sed (por ejemplo en un día caluroso). Miedo A menudo vinculado a alimentos nuevos o inusuales o a problemas de seguridad alimentaria.
Admiración Admiración hacia el chef por las cualidades sensoriales del plato. Tristeza Asociado a alimentos consumidos durante experiencias tristes.
Esperanza A menudo asociado con los dulces o el atractivo visual de un plato. Enojo Se siente cuando la comida no sale como se esperaba a pesar del gran esfuerzo.
Orgullo Orgullo de preparar un plato que era complejo o que requería mucho tiempo de preparación. Celos Envidia hacia otros que consumen productos exclusivos (por ejemplo, caviar).

¿Por qué comemos diferente según nuestras emociones?

  • Cuando nos sentimos tristes, a menudo buscamos consuelo en la comida; es por eso que tendemos a elegir dulces y comida rápida, que desencadenan una rápida liberación de dopamina (la “hormona de la felicidad”).
  • Cuando nos sentimos alegres, comer se convierte en parte de la celebración, a menudo en entornos sociales, lo que puede llevarnos a comer porciones más grandes.
  • Cuando estamos estresados, el cuerpo activa la respuesta de “lucha o huida”, lo que puede suprimir el apetito en algunas personas, mientras que en otras aumenta los antojos de alimentos poco saludables.
Referencias
de Rivaz, R., Swendsen, J., Berthoz, S., Husky, M., Merikangas, K., & Marques-Vidal, P. (2022). Asociaciones entre el hambre y los efectos psicológicos: Un estudio de evaluación ecológica momentánea a gran escala. Nutrients, 14(23), 5167. https://doi.org/10.3390/nu14235167
Reichenberger, J., Schnepper, R., Arend, AK y Blechert, J. (2020). Alimentación emocional en personas sanas y pacientes con trastornos de la conducta alimentaria: Evidencia de estudios psicométricos, experimentales y naturalistas. Actas de la Sociedad de Nutrición, 79(3), 290–299. https://doi.org/10.1017/S0029665120007004
Desmet, P. y Schifferstein, H. (2008). Fuentes de emociones positivas y negativas en la experiencia alimentaria. Appetite, 50(2–3), 290–301. https://doi.org/10.1016/j.appet.2007.08.003
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